Dos helados, por favor | Victoire von Goethe

Dos helado, por favor

Heladería | Vic | Atardecer

Tras un largo día de trabajo no había nada mejor que darse un pequeño placer y que mejor que hacerlo con su fiel ayudante. Tras cerrar la tienda habían caminado directo a la heladería, se merecían un premio. El día en que Vic había llegado a la florería, Ever, había estado feliz en darle el trabajo. Nunca le exigía demasiado pero la rubia siempre daba lo mejor de sí. Además, era encantador tener compañía mientras se trabajaba. Sin lugar a dudas, más que una ayudante había ganado una amiga. Sin importar la diferencia de edades Ever siempre aprendía algo nuevo de Victoire. Si había algo que siempre hacía Ever era darle una oportunidad a todo el mundo, algo que ella hubiera deseado de pequeña. Enfrentándose a una vida dura en la que nadie te tendía una mano, la morena había decidió ver el lado bueno de las personas. Hasta ahora no se había arrepentido.  

Entrando a la heladería le sonrió a la señora Wyte que esa mañana se había pasado a pedirle algunos consejos para sus plantas. Algo que le encantaba de Storybrooke eran sus acogedores ciudadanos. En solo algunos años ese lugar se había convertido en su hogar, uno verdadero, como el que nunca tuvo. Viendo la vitrina de helados cual niña desesperada por dulce sacó esos pensamientos de la cabeza. Hacía mucho que no se permitía pensar en su vida pasada, cuando llegó a Storybrooke había comenzado una nueva vida.

El vendedor los recibió con una gran sonrisa mientras esperaba su pedido algo que Ever no pudo contenerse hacer de inmediato. – Un helado de chocolate y chispas, por favor… - sonrió de manera cortes mientras veía al hombre disponerse a hacer su trabajo. – Cuéntame, pequeña saltamontes. ¿De qué sabor quieres tu helado? - le pregunto a su acompañante.

Dos helado, por favor

Heladeria | Con Ever | Atardecer

Sabia que tenia que conseguir un trabajo que no fuera demasiado para ella pero que le gustara, así que cuando vio que se buscaba una persona para tomar el puesto de ayudante en la florería no lo pensó dos veces para solicitar el trabajo para ella. Para su sorpresa le dio el trabajo el mismo día que esta solicito, así que desde ese momento se adentro en el mundo de las flores que tanto le gustaba al igual que las mariposas. Ever a la verdad la ayudo mucho desde que ella entro a trabajar, le mostró las cosas que no sabia hacer y ella puso todo su esfuerzo para hacerlo bien a la primera para no ser una mala empleada. Al principio le coso aprender unas que otras cosas, pero a la semana ya tenia todo cogido para hacer un buen trabajo como florista del pueblo luego de salir de la escuela. Agradecía poder estar cada día en ese trabajo en el cual comenzó de cero pero ahora es toda una experta, lo cual debe todo eso a Ever su maravillosa jefa.

Al cerrar el negocio su jefa le ofreció la oportunidad de poder tomar un poco de helado las dos juntas, lo cual alegro su día mas de la cuenta porque ama los helados. Cuando le ofreció la invitación un gran si , salio de su boca con gran alegría. Mientras espera que la señora Wyte tenga de su sabor favorito, puesto hace dos noche atrás cuando fue a tomar un helado no había de vainilla que es su predilecto, de entre los helados y luego le sigue el chocolate.

Cuando llego el vendedor primero pidió su jefa, para luego tener ella el turno de pedir.- Yo quiero de vainilla con sirope de chocolate, por favor.- Le dijo al hombre, para luego mirar a su jefa.- Muchas gracias Ever, en verdad tenia par de días que no me daba un gusto como este.- Confeso sinceramente.