Help! I need somebody [Privado]

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Taller Mecánico | Luke Thompson | 20:30

El coche volvía a hacer ruidos raros. De vez en cuando se calaba, los frenos funcionaban mal y, sobre todo, estaba el tema de los ruidos raros.
Y eso que siempre que conducía, Gracia ponía la radio a todo volumen.

Genial. De nuevo al mecánico. Yupi. Planazo.
A la joven la molestaba en sobremanera que cuando el coche se estropeaba (y siempre era por culpa de su madre), automáticamente era su coche y su problema, de forma que siempre era ella a la que la tocaba ir hasta el mecánico.
Oh, la ironía...

Con un bufido exasperado, viendo que no podía postergar mucho más esa visita si quería que el coche saliera vico de esta, se forzó a cambiar de dirección y enfilar hacia el taller mecánico en lugar de hacia su casa, acompañada de ese desquiciante ruido procedente del motor. Parecía que iba a explotar de un momento a otro, lo que arreglaría muchos de sus problemas, a decir verdad.
Porque, ¿qué mejor manera de acabar un día agotador que con un viaje al mecánico? Un viaje en coche que, además, era solo de ida, y la tocaría coger un bus de vuelta... o andar, si era demasiado tarde y no había ningún autobús disponible. Una perspectiva poco halagüeña que, sin duda, se cumpliría.

"Más te vale que cuando cumpla los 21 haya un coche alucinante en la puerta de casa, mamá", amenazó entre dientes a su peogenitora (que estaría en casa, tan tranquila, viendo la televisión) con el ceño fruncido
No la gustaba depender de otras personas para arreglar sus problemas, y esta era una de esas ocasiones en las que habría de hacerlo de forma ineludible.

Gracia tardó 10 minutos más de los necesarios en llegar al taller, ya que el coche no dejaba de frenarse repentinamente. Y cuando finalmente llegó, frustrada e impaciente, hubo de esperar unos instantes antes de salir del coche para calmarse. No sería justo tomarla con el mecánico (o mecánica) de turno sólo porque su madre no supiera cuidar de su propio coche, no era culpa suya.

- ¡Buenas tardes! -más tranquila, sonrió al chico que estaba en el taller y se ofrecía a ayudarla.- Hum... mi coche hace ruidos raros.

Se sentía un tanto estúpida al no poder usar la terminología técnica adecuada por no conocerla, pero no se dejó amedrentar y decidió que lo mejor sería enseñarle el problema en cuestión.

- Se cala de vez en cuando y los frenos... ¿cómo decirlo? Van a su rollo. -arrancó el coche para mostrárselo y el motor empezó a repetir los ruidos de antes. Gracia tuvo que parar para poder hacerse oír.- ¿Podría echarle un vistazo, por favor?

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Taller mecánico| Gracia Reyes | 20:30

Al no haber hecho ningún descanso, pues aquel tubo de escape se había resistido más de lo esperado, cuando dieron las ocho había terminado. Su padre, alegando que tenía que ir a algún sitio a hacer algún tipo de recado, dejó al chico solo a cargo del taller.

Con un suspiro, Luke abandonó su sitio en el garaje trasero y ocupó su lugar en el mostrador de la parte delantera del local para atender a los clientes que, sinceramente, esperaban que no llegasen a esas horas. Supuestamente, tenía que salir a las diez, pero si llegaba alguien antes de esa hora con un problema que podía resolverse en poco tiempo, era su deber quedarse y finalizarlo. Eso le había enseñado su padre desde que accedió a continuar el negocio familiar años atrás.

Los minutos fueron pasando, y al ver que ningún rezagado acudiría al taller, el chico se repantingó y apoyó los pies en la mesa con total tranquilidad. Total, no había nadie que lo viera.
Tuvo que quedarse dormido, porque si no no pudo explicar el sobresalto que sintió al escuchar un ruido bastante aparatoso que parecía provenir de un coche. Tal fue el susto, que el pobre Luke acabó en el suelo sin saber muy bien qué estaba pasando. Tan rápido como se despertó de aquella pequeña siesta, se incorporó en el momento exacto en el que una joven entraba en el taller.

-Eh, hola.-“Y que lo digas”, estuvo a punto de contestarle a la dueña del motor (o monstruo, aún no lo había decidido) que le había despertado. Escuchó con atención a la chica y después, cuando le mostró el coche, atendió también a la explicación que daba.- “Van a su rollo”, ¿significa que el coche se frena sólo, o que no puedes frenarlo y tienes que usar el freno de mano?.-Tenía una ligera idea del problema que presentaba aquel vehículo, pero necesitaba echarle un vistazo.

-Demonios, sí que suena.-Esbozó una sonrisa que esperaba que no ofendiese a la chica cuando ésta paró el motor, y se acercó a la parte delantera del vehículo.-¿Te importa que levante el capó?.- Bueno, su idea de irse pronto a casa acababa de esfumarse con el rugido del vehículo. Seguramente podría resolverlo en un par de horas, pero llegaría a casa bastante tarde. Con un suspiro de resignación, y tratando de que no se notase demasiado en su rostro, esperó a que la dueña diese su aprobación y pudiese toquetear los cables a su antojo.

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Taller Mecánico | Luke Thompson | 20:30

- Más bien lo primero, se frena solo. He tardado el doble de lo normal en llegar al taller.-agregó, no para dar pena, ni mucho menos, sino para ser más explícita.-¿Verdad? Es terrible... Ni siquiera Green Day puede tapar ese ruido. -le devolvió la sonrisa, sacudiendo la cabeza. Esperaba que fuese algo reparable, no la hacía ninguna gracia tener que volver a casa andando y con las malas noticias de la mano. "Esto... ¿mamá? Resulta que el coche está en el desguace". Pero se estaba poniendo muy pesimista, no sabía absolutamente nada de coches más que lo básico (cambiar una rueda, echar anticongelante...) y probablemente no fuese nada grave.- Por supuesto, tú eres el experto. Sírvete.

Se hizo a un lado para dejar que el chico abriera el capó y trasteara con el motor para encontrar el problema, sin saber muy bien qué hacer en esos casos.
Normalmente, cada vez que iba al mecánico (y lo hacía a una hora más temprana, más normal), el encargado de turno le decía cuánto tiempo tardaría en arreglar ese problema y Gracia aprovechaba para dar una vuelta y volver justo en el momento en que el coche estaba listo.

Pero no iba a ser así en esa ocasión, era demasiado tarde, estaba oscureciendo y las tiendas non tardarían en cerrar. Excepto los bares y restaurantes, por supuesto, pero además estaba el hecho de que era la única clienta de la tienda, y el chico (a propósito, aún no sabía su nombre...) era el único empleado, que probablemente estaba a punto de irse a casa cuando Gracia y su monstruo con ruedas entraron. ¿Iba a ser tan cruel como para dejarle solo con el coche que rugía por única compañía?
Y, sin embargo, tampoco sabía si su presencia molestaría al chico, ralentizaría el trabajo o... cualquier cosa.

En definitiva, estaba en una encrucijada, así que decidió esperar a ver qué decía el experto y actuar en consecuencia.
Se acercó al motor por el otro lado para asomar la cabeza con curiosidad por encima del hombro del mecánico.

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Taller mecánico | Con Gracia | 20:30

El rostro de Luke se iluminó en el momento en el que la chica mencionó a Green Day. ¿Acaso se había topado con una amante de la música? Es cierto que él no era especial fan de dicho grupo, pero tenía que reconocer que la fama la tendrían por algo.-¿Te gusta Green Day?.- En el momento en el que formuló la pregunta, pudo escuchar en su cabeza la voz de su padre sermoneándole. “Luke, los clientes no son amigos. Un Thompson jamás pierde las formas en el trabajo.” El chico suspiró sin poder evitarlo, y trató de arreglar un poco aquel jaleo mental que tenía en aquel momento. “Llevo demasiadas horas solo y se me está friendo el cerebro.”

-Perdona.-No sabía si se estaba disculpando con su padre (que no estaba presente pero era capaz de darle lecciones igualmente) o con la pobre chica, que sólo había acudido al taller en busca de ayuda y no de un chiflado.-Estoy seguro de que se lo que le pasa, pero tengo que asegurarme.
En cuanto pudo ver el motor de cerca, estuvo a punto de autoaplaudirse por haber adivinado el problema antes de verlo. Cada vez se le daba mejor, y aunque no era su pasión, sabía que eso alegraría a su padre un poco. Un pequeño motivo para que estuviese orgulloso de él.
-Lo que me temía.-Ladeó un poco la cabeza para mirar a la chica, que se había colocado a su lado mientras él curioseaba y observaba su coche con una cara que a Luke le resultaba muy graciosa –y adorable, pero estaba trabajando y no era momento de pensar en esas cosas.-

-Hay un cable suelto, y eso hace que el motor haga saltar el freno de emergencia constantemente. Por eso se frena solo.-Un vistazo más al reloj le confirmó lo inevitable: Saldría tarde de trabajar. –Es fácil de arreglar, sólo tengo que volver a conectarlo. El problema es que tengo que desconectar el resto de cables para no morir electrocutado, conectar el del freno y después conectar el resto, y eso lleva un poco de tiempo. ¿Tienes mucha prisa?.- No estaba muy seguro de cual quería que fuese la respuesta de aquella joven. ¿Quería que le dijese que no necesitaba el coche y que podía volver mañana, o quería que le dijese que no le importaba esperar?

Sin embargo, algo en su cerebro hizo click-algo erróneo, por supuesto- y Luke tuvo que añadir algo que le perseguiría el resto de su vida. Bueno, no de su vida, pero sí de la semana. Como poco.-Pu-puedes quedarte aquí mientras, si quieres.- Claro, listo, ¿y qué iba a hacer ella mientras? ¿El pino entre las ruedas de repuesto y las llaves inglesas que había desperdigadas por todo el garaje?.-Quiero-quiero decir, ya ha anochecido y no es seguro andar por ahí solo…

Luke Thompson, genio y figura hasta la sepultura.-Como tú quieras.

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Taller Mecánico | Luke Thompson | 20:30

Asintió efusivamente, ¡por supuesto que la gustaba Green Day! Es decir, no era su grupo favorito, pero no estaban nada mal. Al menos, el álbum American Idiot, el resto… bueno, los demás no eran para tanto.
Frunció el ceño, confusa, cuando se disculpó, pero decidió no darle demasiada importancia. ¿Tal vez tenían prohibido charlar con los clientes? Esa siempre la había parecido una norma un tanto absurda a Gracia, no entendía la política de muchas empresas de “actuar como robots”, como ella lo llamaba.

En cualquier caso, se abstuvo de hacer un comentario de cualquier tipo y su rostro se iluminó cuando dijo que sabía cuál era el problema. Eso significaba que no podía ser muy grave, ¿verdad? Al menos, en informática, esto era así. Si Gracia descubría rápidamente el problema de un ordenador estropeado, resolver el mismo sería casi igual de rápido (por regla general), y esperaba que con los coches no fuera muy diferente. Por su bien.

Con el ”Es fácil de arreglar”, Gracia no pudo contener un suspiro de alivio seguido de una sonrisa. No tardó en negar con la cabeza, antes de pensar siquiera si realmente tenía prisa o no. Pero antes de que pudiera explicarle que vivía algo lejos y necesitaba el coche para volver a casa…
Una suave risa, acompañada de una expresión enternecida, fue su respuesta a las palabras del chico. Simplemente encantador, sólo le faltaba sonrojarse… Gracia mantuvo la sonrisa mientras respondía.

- Bueno… no tengo nada mejor que hacer, y necesito el coche para llegar a casa.–pensaba quedarse en cualquier caso, pero la actitud del chico la había terminado de convencer.- Si estás seguro de que no te molesto... agradecería mucho si pudieras tenerlo listo para hoy. –A decir verdad, se sentía un poco culpable por hacerle quedarse más tiempo que el del horario establecido (porque, a juzgar por cómo miraba el reloj, estaba claro que el chico iba a tener que hacer algo de tiempo extra sólo por su coche, la morena era perspicaz y se había fijado), a ella tampoco la gustaba que la entretuvieran. Pero él no parecía demasiado molesto, en cualquier caso.- Sólo dame un segundo, será mejor que avise a casa de que voy a llegar tarde para cenar. ¿Cuánto dices que vas a tardar? Porque igual me sale más rentable cenar fuera para que no tengan que esperarme.

Rió una vez más y sacó su teléfono.
Unos minutos de conversación  más tarde, la llamada a su madre estaba hecha y todo estaba arreglado. Gracia volvió al lado del coche de su madre, cogiendo un taburete que había por ahí en el camino y se sentó en un punto en el que podía hablar con el mecánico y ver la reparación de los frenos a la vez.

- A propósito, no me he presentado, soy Gracia. Gracia Reyes, por si tienes que apuntar el nombre en algún lado.

Extendió la mano con firmeza para estrechársela amistosamente. Lo normal era que, en ese tipo de empresas, tuvieran que llevar un registro de los vehículos que entraban y salían y de sus respectivos dueños. De hecho, la extrañaba que no la hubiera preguntado su nombre aún.

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Taller mecánico | Con Gracia| 20:30

Seguro que hacer un baile de la victoria o ponerse a cantar Hallelujah a pleno pulmón ante la respuesta de la chica la acabaría asustando, por lo que Luke simplemente asintió, sonriendo, cuando Gracia aceptó quedarse a esperar.-Lo tendré listo en un rato, no te preocupes.-Bueno, la situación no había terminado tan mal como se esperaba, después de haber metido la pata como lo había hecho segundos atrás.-Tardaré… Eh, veamos…-Hizo cálculos mentalmente, y de nuevo una idea fugaz atravesó su pensamiento. ¿Decirle la verdad, o contar una pequeña mentirijilla? “Parece que estoy secuestrando a esta pobre chica. Dios, parezco un acosador o algo así.”-Una hora y media, como muchísimo.

Tuvo que darle la espalda durante unos segundos a la chica para poder calmarse y dejar de hacer el tonto. Mientras observaba la pared blanca del taller, cerró los ojos durante unos segundos y trató de disminuir las pulsaciones de su corazón, que se había disparado en cuanto la chica se había aproximado a él. ¿Qué diablos le pasaba? No era la primera vez que hablaba con una chica. Pero no podía evitar sentirse así. Si su padre lo viera…

Cuando la chica terminó de hablar por teléfono y regresó, Luke ya se había preparado la caja de herramientas y los guantes de goma que iba a utilizar, y los había dejado junto al coche.
“Podría apuntarlo en mi agenda del móvil, por ejemplo.” Ya está. Estaba perdido. Las horas en soledad le habían vuelto loco y pensaba chorradas como aquella. –Ah, sí, claro, lo había olvidado.-Extendió la mano y apretó suavemente la de la chica, agitándola durante unos segundos a la vez que se presentaba.-Soy Luke Thompson. Es un placer conocerte, Gracia.

¿Estaba de verdad diciendo aquellas palabras? Parecía uno de esos estúpidos galanes que salían en las telenovelas mexicanas que veía su abuela en la televisión después de comer, con todas aquellas frases estúpidas que sólo funcionaban en la ficción. Porque, ¿estaba tratando de ligar con ella? ¿O simplemente estaba siendo amable? Fuera lo que fuese, estaba siendo un auténtico bobo, eso desde luego.

Intentando evitar una situación incómoda para ella, y tras la presentación, Luke volvió al trabajo y levantó de nuevo el capó de aquel coche. Se puso los guantes y, tanteando, comenzó a identificar los cables. Cuando por fin dio con el primero, lo retiró con mucho cuidado, y se hizo a un lado para enseñárselo a la chica.-¿Ves? Ese es el primer cable. Quedan cuatro. Si quieres, puedo enseñarte cómo se hace, por si te vuelve a pasar y eso…Para que no tengas que darte el paseo hasta aquí.-“Aunque a mi no me importaría, de verdad.” Bueno, suficiente.-Voy a por el siguiente, ¿vale?

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Taller Mecánico | Luke Thompson | 20:30

- Igualmente, Luke. –su sonrisa se amplió mientras sacudía la cabeza discretamente para que el joven no se diera cuenta. Gracia dudaba que fuese habitual presentarse a los clientes con un “Es un placer” tan sincero como el de Luke, al menos en ese tipo de negocios. Por lo menos ella no lo había visto nunca… y no era la primera vez que se pasaba por un taller o algo de la misma índole. Fuera como fuese, parecía un chico simpático.

Tal vez en otras circunstancias podrían haber llegado a ser amigos… ¡o incluso en esas mismas! ¿Quién decía que no podías trabar amistad con tu mecánico? Y el que lo dijera, era porque no conocía a Gracia. Gracia podría hacerse amiga hasta de una piedra si quería o si con ello cerraba un par de bocas.

En cualquier caso, Luke la resultaba divertido, su forma de hablar, cómo parecía arrepentirse por dentro de cada palabra que la dirigía… más de una vez, la chica tuvo que ocultar una risita, por si pensaba que se estaba riendo de él (y no era el caso).
Ante todo, Gracia era respetuosa, y más aún hacia el tipo del que dependía la vida de su coch… del coche de su madre.- ¿Y no resulta contraproducente para el negocio enseñar a los clientes arreglar los problemas de sus vehículos? –apuntó agudamente, antes de sonreír.- Gracias por ofrecerte, pero no creo que entendiera nada de lo que me dijeras. De coches sé lo básico y poco más, no me gusta toquetear en el motor, seguro que acabo cargándome algo importante… o electrocutándome. –bromeó, risueña, y asintió, dándole vía libre para que hiciera todo lo que tuviera que hacer. Él era el experto, al fin y al cabo.- Tampoco quiero entretenerte, si tuvieras que pararte a darme explicaciones, sin duda tardarías más que hora y media. –Eso también era cierto, por muy deprisa que Gracia aprendiera, no dejaba de ser una novata en ese tema. Y el concepto de “no tengo prisa” tampoco implicaba estar hasta medianoche encerrada en el taller.

Viendo que la conversación no iba a ser demasiado interesante si era Luke el que la guiaba, decidió tomar ella misma las riendas de la misma. Y tuvo una brillante idea cuando vio una radio portátil (de las viejas, vaya) sobre una de las mesas del taller. Sonrió ampliamente y se la iluminaron los ojos mientras se acercaba y la cogía.- ¿Te importa si pongo la radio?

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Taller | Gracia Reyes | 20:30

Ya estaba metiendo la pata otra vez. ¡Pues claro que era contraproducente para el negocio! “Oye, papá, quería comentarte una cosa…Verás, he perdido un cliente por decidir ponerme a enseñar mecánica mientras tú no estabas. Pero no pasa nada, la chica era muy maja.” Contraproducente para su vida y para el negocio, definitivamente.
-Yo, eh, bueno… -Aunque intentaba encontrar una excusa que sonase convincente, todas las que se le ocurrían eran patéticas. Gracia tenía razón, no tenía demasiado sentido. Pero tampoco es que tuviese sentido todo lo que había estado haciendo desde que ella entró en el garaje… Así que de perdidos al río, ¿no? Ya no se podía caer mucho más bajo que Luke en aquel momento.

-Está bien. De todas formas, si quieres que te explique cualquier cosa, lo que sea, dímelo.-¿Lo que sea? También podía explicarle la teoría de la evolución del hombre, aunque no tuviese ni idea de ello. Pensar aquella chorrada le hacía recordar una cosa, algo que quería preguntarle, pero sin ser demasiado brusco o cotilla. Sólo quería saber un poco más de aquella chica, y explicarse a sí mismo por qué no la había visto antes por el pueblo. Porque se habría fijado en ella, eso seguro.
Cuando la chica se negó por segunda vez a su clase express, Luke bajó momentáneamente de la nube en la que se encontraba. Gracia había acudido al taller a que arreglasen su coche, y era obvio que lo necesitaba para esa noche, por lo que estar allí de cháchara con ella quizás la molestaba un poco. Su cabeza era un hervidero de pensamientos sin sentido que no permitían que se concentrase del todo en la sencilla tarea que era conectar cuatro malditos cables en su sitio.

-No te preocupes, tardaré poco.-Y volvió a sumergir su cabeza en el motor, buscando el segundo cable y desenchufándolo sin problemas. Cuando estaba a punto de desconectar el tercero, la voz de la chica llegó de nuevo hasta él, aunque un poco más lejana que la vez anterior. Al no haberla escuchado bien, Luke decidió sacar la cabeza –y el medio cuerpo que casi tenía metido- del motor, con tan mala suerte que no calculó bien la distancia y acabó llevándose por delante el borde del capó. Con la frente.

Tratando de disimular el tortazo, sin mucho éxito, Luke se llevó una mano a su dolorida frente y se giró de nuevo a la chica, que ahora sujetaba la vieja radio de su padre entre sus manos.-Cla-claro, pon lo que quieras. Aunque no se si funcionará…-Aquello le iba a dejar un bonito chichón, pero esperaba que pudiera taparse con algún mechón de su pelo. –Ya casi están todos desconectados.-“Por favor, que no se haya dado cuenta, por favor…”

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Taller mecánico | Luke Thompson | 20:30

Gracia se volvió tan rápidamente al escuchar el ruido que por poco dejó caer la vieja radio al suelo. Y lo hizo justo a tiempo para ver cómo Luke se frotaba la frente con una mueca y luego trataba de disimular el golpe con normalidad.

No pudo aguantar la risa, aunque tuvo la decencia de cubrirse la boca con la mano, lo que la suavizó un poco, y enseguida se acercó al mecánico, con una expresión a caballo entre risueña y preocupada.

- ¿Estás bien? –extendió la mano instintivamente hacia el lugar donde sin duda le saldría un chichón, pero no tardó en retirarla, un gesto que repetía cada vez que alguien se daba un golpe.- ¿Te has hecho mucho daño?

Siguió sonriendo, pero no le dio mayor importancia al ver que él tampoco lo hacía y se centró en la radio cuando él la dio permiso para ello. Tras un par de intentos y de toquetear los botones, consiguió que funcionara, lo que la arancó una nueva sonrisa.

Ahora venía la parte difícil: encontrar una emisora potable. No tardó en hacerlo, por suerte, ya que sólo hicieron falta un par de vueltas a la ruleta para que una melancólica canción de Adéle fuera sustituida por los primeros e inconfundibles acordes de "Creep" de Radiohead.

- ¡Radiohead!-señaló la radio para dar énfasis, antes de dejarla sobre una mesa, sonriendo alegremente.- Me encanta esta canción

Acto seguido, cerró los ojos y empezó a tararear la melodía inicial... hasta que la letra empezó.


Gracia dejó de mover la cabeza al compás de la canción cuando, de repente, la radio empezó a hacer ruidos extraños hasta finalmente dejar de sonar.

- ¡Oh, vamos!

La joven frunció el ceño, dando golpecitos y apretando botones hasta que lo dio por imposible y desistió, temerosa de romper del todo el aparato si seguía trasteando.
Qué fastidio, para una vez que ponían una canción buena...

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Taller mecánico | Con Gracia | 20:30

-Sí, sí, no te preocupes. Casi no me duele.-Mentira, por supuesto, pues notaba la palpitación característica de un golpe en medio de su frente. Verla sonreír de esa forma sólo traía más preguntas a la cabeza del chico, quien trataba por todos los medios de dejar de hacer el ridículo frente a ella. “Menuda primera impresión…”

Luke volvió a su trabajo, y volvió a suceder lo mismo que minutos atrás: Cuando estaba a  punto de desconectar el último cable, una melodía de sobra conocida para él, acompañada de la voz de Gracia, inundó el taller.
La fuerza de voluntad que tuvo que usar Luke para no volverse y cantarle la canción a la chica fue tan grande que casi comenzó a dolerle la cabeza. Casi. Desconectó el cable en el momento en el que la canción llegaba a su momento favorito, el estribillo. Era capaz de tocar esa canción con la guitarra sin mirar la partitura, y en aquellos momentos echó de menos la soledad del taller. Sólo un poco, pues la voz de Gracia le daba un toque especial que hacia que Creep le gustase aún más.



No pudo evitar cantar el estribillo, pues esa canción le calaba realmente hondo, y alguna que otra vez se había emocionado un poco al escucharla, aunque jamás de los jamases lo admitiría.
Para desgracia de ambos, o eso quiso pensar Luke, la radio hizo en aquel momento de las suyas y dejó de sonar. De haberse encontrado en una película, él seguiría escuchando en su mente la nueva versión que había interpretado Gracia.

-No me puedo creer que te sepas esta canción. ¿Dónde has estado todo este tiemp…?-En el momento en el que pronunció aquellas palabras, Luke se dio cuenta de su error.¡No podía decirle esas cosas a una chica que acababa de conocer! Trató de remediar su error de la mejor forma que pudo. Carraspeó, pasándose una mano por el pelo, y habló de nuevo.-Quiero decir…Nunca te había visto en StoryBrook…¿Vas a la Universidad?.-Mucho mejor.  Sí, porque así podía distraerse y dejar de repetir en su mente una y otra vez el momento en el que Gracia se había puesto a cantar su canción favorita.
Arreglar el coche había quedado en un completo segundo plano para él.

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Taller mecánico | Luke Thompson | 20:30

- ¡Eh! ¿A ti también te gusta…? –dejó la frase sin acabar porque él parecía casi más emocionado que ella cuando se sorprendió de que se la supiera. Gracia asintió como respuesta y… bajó la cabeza, con una sonrisa avergonzada cuando Luke empezó la pregunta.

Resultaba… ¿adorable? Sí, suponía que esa era la palabra, la forma en que intentaba disimular esas pequeñas meteduras de pata. Al menos, a la joven la hacía sonreír, ¿estaba intentando ligar con ella? Era una actitud muy rara la que adoptaba, rara pero divertida al mismo tiempo, era como si… como si soltara todas esas frases típicas sin querer y cuando se daba cuenta de que lo hacía, tratara de fingir que no había querido decir eso. Era la primera vez que veía algo parecido.

- Supongo que con un coche perfectamente funcional, y por eso no he tenido que pasarme por aquí. –aun así, respondió a lo que no había terminado de formular, con voz práctica y encogiéndose de hombros.- Es raro, yo tampoco recuerdo haberte visto nunca por la calle, y eso que este no es precisamente un pueblo grande, por desgracia. –esto último lo añadió en voz más baja, para sí misma, y con un toque amargo en la voz. Sabía de todos los viajes de su madre, de las oportunidades que ella había tenido de ver mundo y Gracia se entristecía por no poder volver a su ciudad natal, que no recordaba en absoluto.
Pero enseguida alzó de nuevo la vista y sonrió, coqueta, cuando una idea que podía resultar divertida se la pasó por la mente. Y consistía principalmente en confundir a su interlocutor.- Si nos hubiéramos cruzado… lo recordaría. –De nuevo, había bajado la voz, pero su tono era muy distinto del de antes, y dedicó una nueva sonrisa al mecánico. Sólo le faltaba guiñarle un ojo, pero eso la habría impedido reprimir un ataque de risa.- Ajá, voy a la Universidad. Soy una hacker en potencia.

Sí, eso sonaba mil veces mejor que ”Estudio Ingeniería Informática”, por no mencionar que también sonaba más amenazador… y era más realista.
Porque, después de todo, en las clases no enseñaban a hackear ordenadores, pero fuera como fuese, Gracia podía meterse dentro de cualquier aparato electrónico. El que fuera.

- ¿Nunca te has pasado por el gimnasio? Suelo estar por allí también, doy clases de baile. –era un buen momento para promocionarse, quizás en un par de días, Luke se lo había comentado a sus amigos o amigas y Gracia acababa con alumnos nuevos, lo que siempre venía bien.- Principalmente salsa.

El apunte era necesario, era el baile que más la gustaba, con diferencia, aunque en realidad podía bailar cualquier cosa si la enseñaban los pasos.
Inmersa en la conversación, ella  también se había olvidado momentáneamente de su coche y de la reparación.

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Taller mecánico | Con Gracia | 20:30

¿Se había ruborizado? ¿Acababa de ver cómo esa sonrisa se volvía algo tímida, o era fruto de su imaginación? ¿Desaparecería si se frotaba los ojos con fuerza? ¿A qué sabían las nubes? Todas aquellas preguntas se agolpaban en su mente cada vez que cruzaba su mirada con la de Gracia, quien había adoptado una actitud completamente diferente debido a su última pregunta.-Entonces eres una chica con coche y con suerte.-Respondió, esta vez siendo amable y completamente sincero. Porque lo pensaba de verdad. Él apenas tenía dinero para gastarse en sí mismo, mucho menos para tener coche propio. Y llamar coche a la furgoneta vieja de su abuela era pasarse bastante.

-Bueno, a lo mejor frecuentamos…ambientes diferentes.-Ya estaba otra vez con las frases chorra. ¿No iba a poder ponerse serio ni un solo momento?

Cuando creía que su mundo y su cabeza no podían estar más patas arriba, ocurrió lo inesperado. Gracia pestañeó y, segundos después, formuló aquellas seis palabras que casi dejan a Luke sin aliento. Más o menos. “Yo también me acordaría de ti.Demonios, ¿cómo voy a olvidar esto?” Por suerte para su destrozada dignidad, aquello último sólo lo pensó. Estaba completamente K.O, aquella chica lo había dejado fuera de combate en pocos segundos, y lo único que fue capaz de responder fue igual de estúpido que todo lo anterior.-Yo,eh, guau…Espera, ¿una hacker? ¿Enseñan eso en la Universidad?.-Hasta lo que él sabía, pensaba que allí sólo enseñaban formas legales de ganarse la vida.

K.O completamente.

En cuanto Gracia comentó lo de las clases, una bombillita se encendió en su interior, dándole una idea de la que quizás se acabaría arrepintiendo. O no. Coldplay decía que nunca lo sabrás si no lo intentas, y él no podía no hacerle caso a Chris Martin.
-¿Salsa? ¡Qué curioso! Tengo un amigo que adora bailar salsa.-El rostro de Alec apareció en su mente, y a punto estuvo de estropear toda aquella excusa con una risotada. Pudo contenerse, sin embargo.-Seguro que le encanta la idea de ir a alguna de tus clases. Incluso si me lo pide bien, quizás acabe acompañándole.-En aquel momento parecía más un gallito que un mecánico, pero poco le importaba. Había encontrado la excusa perfecta para volver a ver a Gracia. Ahora sólo necesitaba convencer a Alec para que le acompañase. Y eso probablemente acabaría costándole un par de cañas y muchas, muchas, muchas, palabras de agradecimiento.
Pero seguro que todo merecía la pena.

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Taller mecánico | Luke Thompson | 20:30

- ¿Con coche? ¡Já! Más quisiera yo. Este es de mi madre, se niega a comprarme uno. –se encogió de hombros, en un gesto que demostraba que ya lo tenía asumido. Más que asumido.
Sonrió ampliamente al ver que Luke se ponía nervioso y la costó contener la risa.
Pobrecillo, empezaba a sentirse un poco culpable…- Bueno, técnicamente enseñan a usar los ordenadores, los programas informáticos y demás para poder trabajar. Luego es cosa de cada uno cómo utilice esos conocimientos, pero sólo dejo caer una cosa: los informáticos mejor pagados son hackers de la CIA.

Y era cierto, ella sólo lo dejaba caer.

Oh, así que un amigo al que casualmente le gustaba la salsa y al que casualmente tal vez acompañara a sus clases.
Gracia sabía leer entre líneas perfectamente, aunque no resultaba demasiado difícil teniendo en cuenta cómo se había comportado el chico desde que entrara en el taller. Adorable.

- ¿Oh? ¿En serio? No conozco a mucha gente a la que le guste la salsa… estoy deseando conocer a tu amigo y verle por las clases. –así tal vez picaba un poco a Luke y este hacía gala de un poquito más de sinceridad.- No hace falta que vengas si no quieres… al fin y al cabo, el propósito es pasárselo bien.

Bingo. Seguro que diciendo eso molestaba al Thompson.
Gracia aún tenía esa sonrisa pícara tan característica en el rostro, como cada vez que hacía alguna travesura. Desde luego, trastear con la conciencia (sin mala intención, por supuesto) de un pobre chico era tan travieso como las cosas que hacía de pequeña y de mayor también, pero mejor vamos a disimular (?): robar las galletas que su madre escondía por la cocina, hacer malabares con los huevos o su favorita, meter al gato en la bañera a la fuerza.
La diferencia era que esta vez no acabaría castigada.

Por alguna extraña razón, los chicos tendían a pensar que sus trucos funcionaban siempre y con cualquier chica, sin darse cuenta de que siempre usaban los mismos y no eran nada discretos. Y a Gracia la resultaba verdaderamente entretenido sacarles de su error.