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Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.[Cornelia Downton]
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Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.[Cornelia Downton]
Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.
Parque zona norte | Cornelia Downton | Medio día
Llevaban tan solo dos horas de sesión fotográfica en el parque y Keira ya estaba harta. ¿Y quien no lo estaría? No pasaban ni cinco minutos y ya le volvían a retocar el maquillaje, el pelo o la ropa o las joyas.
¿A quien se le había ocurrido aquella idea de vestirle como a una princesa? Debía reconocer que era más entretenido que pasarse las horas cogiendo el teléfono, que con esa ropa hasta se parecía a un personaje de pelicula, pero no había tenido ni un momento para ella desde que aquello había comenzado y eso le ponía de mal humor.
Y a pesar de querer morder a la siguiente mano que intentó ahogarle en una nube de polvos de maquillaje, Keira sonrió y siguió aguantando con su mejor expresión de modelo, al fin y al cabo así se pagaba el pan y la cama. Cuando por fin le dieron unos minutos de descanso, porque una nube, y no la que habían causado a su alrededor, se había llevado el sol, la señorita Taylor se recogió el vestido y huyó disimuladamente a un banco alejado del resto.
"Ahh, gracias al chocolate que existen los momentos de soledad" pensó mientras se sentaba con cuidado de no arrugar el voluminoso vestido azul.
¿A quien se le había ocurrido aquella idea de vestirle como a una princesa? Debía reconocer que era más entretenido que pasarse las horas cogiendo el teléfono, que con esa ropa hasta se parecía a un personaje de pelicula, pero no había tenido ni un momento para ella desde que aquello había comenzado y eso le ponía de mal humor.
Y a pesar de querer morder a la siguiente mano que intentó ahogarle en una nube de polvos de maquillaje, Keira sonrió y siguió aguantando con su mejor expresión de modelo, al fin y al cabo así se pagaba el pan y la cama. Cuando por fin le dieron unos minutos de descanso, porque una nube, y no la que habían causado a su alrededor, se había llevado el sol, la señorita Taylor se recogió el vestido y huyó disimuladamente a un banco alejado del resto.
"Ahh, gracias al chocolate que existen los momentos de soledad" pensó mientras se sentaba con cuidado de no arrugar el voluminoso vestido azul.
Keira Taylor
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Re: Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.[Cornelia Downton]
Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.
Parque zona norte | Cornelia y Keira | Medio día
Hacía un día maravilloso para dar un paseo. Aunque, claro, para Cornelia cualquier día todo era maravilloso, ya que su vida era maravillosa. Pero aquel día era especialmente maravilloso. Aquel día había elegido un vestido de gasa lavanda, que combinaba con sus ojos (todo combinaba con sus ojos, en realidad), que le daba una sensación etérea y vaporosa, como si estuviera, o fuera, una nube. Bajo el vestido, llevaba unos altos tacones de aguja, del mismo color que la ropa, sobre los cuales se balanceaba con suavidad al andar. Había mucha gente a la que andar con esa clase de zapatos era un suplicio, pero para Cornelia siempre había sido algo casi instintivo. Debía ser por su talento natural (ser perfecta).
Así que allí estaba, en el parque. Se había puesto las gafas de sol, auqnue eso no servía para esconder su abrumadora presencia. Cada ciertos metros, se le acercaba alguien para saludarla, y ella, por supuesto, correspondía con una sonrisa tan brillante como el sol. Ciertamente, era algo incómodo, porque quería dar un paseo, pero iba a llegar la hora de volver a casa para almorzar y casi no iba a poder hacer nada. Pero era el precio de la fama, la popularidad y la bondad.
Finalmente, llegó a un lugar con menos gente y pudo respirar tranquila. ¡Por Gucci, dedicaba su vida a esa gente, pero los muy desconsiderados no le dejaban disfrutar de sus momentos propios y personales! Si no fuera tan buena y perfecta, hasta podría enfadarse. Pero rara era la vez en la que ella se enfadaba, ya que, pese a todo, la vida seguía siendo maravillosa, ¿no? ¿Por qué iba a enfadarse si todo iba perfectamente?
Y, cuando pensaba que estaba sola, vio cómo, en otro banco, había una chica. Pero era una chica completamente diferente a los que se le habían acercado antes. Se podía ver que la joven del banco tenía estilo. Y un vestido azul super bonito. Era digno de una princesa, o de un hada... ¿Cómo podía ser que ella no contara con un vestido así en su armario? Bueno, contaba con un montón de vestidos pomposos, pero no uno así.
A decir verdad, no es que le apasionara copiarle el look a la gente, normalmente era la gente la que se lo copiaba a ella (pobres, necesitaban que alguien tan estupenda como ella los guiara por los inescrutables caminos de la moda), pero sí que sentia curiosidad por el vestido de la joven, y por su diseñador, así que se acercó, subiéndose con suavidad las gafas de sol, que se quedaron descansando sobre sus dorados cabellos.
Cuando se acercó más a la chica, la reconoció. Más o menos. Las revistas tendían a usar el photoshop sobre cualquier persona menos hermosa que ella (todo el mundo), pero incluso así, podía reconocerla. Era aquella modelo... Hmmm... ¿Kim? ¿Kara? ¿Keanna? Sabía que tenía una K, pero ya. Pese a ser perfecta, no solía tener muy buena memoria con los nombres. Posiblemente porque no le importaban demasiado. Bueno, fuera como fuese, era una modelo, así que tendría que saber a quién pertenecía aquel vestido. A veces era descorazonador ver que la gente no conocía a los diseñadores, unos de los pilares más importantes de la sociedad.
─¡Buenas! ─ exclamó, a modo de saludo. No hacía falta presentarse porque todo el mundo sabía quien era. ─ ¡Me encanta tu vestido! ¡Es tan pomposo! Como una burbuja ─ se permitió soltar una pequeña risita aguda, que solo acentuaba su perfección y adorabilidad.
Así que allí estaba, en el parque. Se había puesto las gafas de sol, auqnue eso no servía para esconder su abrumadora presencia. Cada ciertos metros, se le acercaba alguien para saludarla, y ella, por supuesto, correspondía con una sonrisa tan brillante como el sol. Ciertamente, era algo incómodo, porque quería dar un paseo, pero iba a llegar la hora de volver a casa para almorzar y casi no iba a poder hacer nada. Pero era el precio de la fama, la popularidad y la bondad.
Finalmente, llegó a un lugar con menos gente y pudo respirar tranquila. ¡Por Gucci, dedicaba su vida a esa gente, pero los muy desconsiderados no le dejaban disfrutar de sus momentos propios y personales! Si no fuera tan buena y perfecta, hasta podría enfadarse. Pero rara era la vez en la que ella se enfadaba, ya que, pese a todo, la vida seguía siendo maravillosa, ¿no? ¿Por qué iba a enfadarse si todo iba perfectamente?
Y, cuando pensaba que estaba sola, vio cómo, en otro banco, había una chica. Pero era una chica completamente diferente a los que se le habían acercado antes. Se podía ver que la joven del banco tenía estilo. Y un vestido azul super bonito. Era digno de una princesa, o de un hada... ¿Cómo podía ser que ella no contara con un vestido así en su armario? Bueno, contaba con un montón de vestidos pomposos, pero no uno así.
A decir verdad, no es que le apasionara copiarle el look a la gente, normalmente era la gente la que se lo copiaba a ella (pobres, necesitaban que alguien tan estupenda como ella los guiara por los inescrutables caminos de la moda), pero sí que sentia curiosidad por el vestido de la joven, y por su diseñador, así que se acercó, subiéndose con suavidad las gafas de sol, que se quedaron descansando sobre sus dorados cabellos.
Cuando se acercó más a la chica, la reconoció. Más o menos. Las revistas tendían a usar el photoshop sobre cualquier persona menos hermosa que ella (todo el mundo), pero incluso así, podía reconocerla. Era aquella modelo... Hmmm... ¿Kim? ¿Kara? ¿Keanna? Sabía que tenía una K, pero ya. Pese a ser perfecta, no solía tener muy buena memoria con los nombres. Posiblemente porque no le importaban demasiado. Bueno, fuera como fuese, era una modelo, así que tendría que saber a quién pertenecía aquel vestido. A veces era descorazonador ver que la gente no conocía a los diseñadores, unos de los pilares más importantes de la sociedad.
─¡Buenas! ─ exclamó, a modo de saludo. No hacía falta presentarse porque todo el mundo sabía quien era. ─ ¡Me encanta tu vestido! ¡Es tan pomposo! Como una burbuja ─ se permitió soltar una pequeña risita aguda, que solo acentuaba su perfección y adorabilidad.
Cornelia Downton
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Re: Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.[Cornelia Downton]
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Parque zona norte | Cornelia Downton | Medio día
Keira se reclinó en el banco, pero con cuidado de no arrugar el aparatoso vestido, así que parecía que seguía posando de forma artificial y forzada. Aquel vestido era precioso, pero donde hubiese un vestido más simple y cómodo que se quitara aquel. Además es que no podía ni moverse libremente ni nada, a veces le costaba hasta respirar, pero al menos no le hacían llevar un montón de plumas en el pelo como en la sesión anterior.
Ugh, solo de pensarlo le entraban picores por el cuerpo de recordar las cosquillas y la incomodidad de trabajar con aquel tocado. Estaba rememorando el lado positivo de aquello, que había sido el poder pagar un mes más el piso, cuando una voz conocida le saludó. Keira no era la clase de persona que se interesaba por la vida pública del pequeño pueblo, pero su familia si que había estado muy interesada y al final, bueno, ella tenía buena memoria.
-Señorita Downton, es un placer verle –asintió mientras con cuidado se levantaba la mano por educación -. Ah, este vestido, no es mío –lo alisó con la mano con gesto nervioso, algo inquieta porque se hubiese manchado la prenda -. Estoy haciendo una sesión de fotografías y este es el nuevo modelo del diseñador Gaultier, saldrá a la venta esta primavera, creo –dijo, segura de que toda aquella información le interesaba más a aquella mujer que a ella. Solo lo sabía porque para su trabajo era imprescindible, si no podía quedar horriblemente mal si no lo sabía.
-Oh, que mal educada por mi parte, soy Keira, Keira Taylor -tendió la mano hacia la joven con expresión culpable.
Ugh, solo de pensarlo le entraban picores por el cuerpo de recordar las cosquillas y la incomodidad de trabajar con aquel tocado. Estaba rememorando el lado positivo de aquello, que había sido el poder pagar un mes más el piso, cuando una voz conocida le saludó. Keira no era la clase de persona que se interesaba por la vida pública del pequeño pueblo, pero su familia si que había estado muy interesada y al final, bueno, ella tenía buena memoria.
-Señorita Downton, es un placer verle –asintió mientras con cuidado se levantaba la mano por educación -. Ah, este vestido, no es mío –lo alisó con la mano con gesto nervioso, algo inquieta porque se hubiese manchado la prenda -. Estoy haciendo una sesión de fotografías y este es el nuevo modelo del diseñador Gaultier, saldrá a la venta esta primavera, creo –dijo, segura de que toda aquella información le interesaba más a aquella mujer que a ella. Solo lo sabía porque para su trabajo era imprescindible, si no podía quedar horriblemente mal si no lo sabía.
-Oh, que mal educada por mi parte, soy Keira, Keira Taylor -tendió la mano hacia la joven con expresión culpable.
Keira Taylor
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Re: Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.[Cornelia Downton]
Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life.
Parque zona norte | Cornelia y Keira | Medio día
La chica cuyo nombre empezaba por K le tendió una mano, y Cornelia alzó la suya para estrechársela. Era una modelo, si que podía permitirse tocarla sin tener que preocuparse de lavarse en cuanto se separara de ella. Corny era toda una filántropa, pero no llevaba muy bien la suciedad de las clases trabajadoras, ni la cantidad de enfermedades que eso podía acarrearle. Era muy, muy delicada, como una princesa, y a saber qué cosas tocaban o comían los más desafortunados.
Como era de esperar, la desconocida la conocía. Aquello era cómodo ya que no tenía que pararse a presentarse. Claro que Cornelia nunca tenía que presentarse, era tan maravillosa que todo el mundo la adoraba y sabía quién era, así que tampoco podía decir que fuera cómodo, ya que no conocía la incomodidad de ser una cualquiera. A continuación, la modelo le dijo que el vestido no era suyo. Bueno, eso era algo que Cornelia ya sabía. Es decir, ¡Nadie iba con cosas así por la calle! Ni siquiera ella, que podía ponerse cualquier cosa y sentarle bien. Gajes de ser perfecta. Fuera como fuese, el diseño era de Gaultier. ¿Cómo era posible que no le hubieran informado antes de aquello? Probablemente, el catálogo de la nueva colección se habría perdido antes de llegar a su casa. Es decir, ella adoraba a Gaultier, y él a ella probablemente también (todo el mundo lo hacía), era impensable que éste hubiera podido ignorar a una de sus mejores clientas.
─ Lo sé, lo sé. ─ mintió, cuando la desconocida se presentó. En realidad, sabía que empezaba por K, no el resto. Pero decirle a la gente que no conocía su nombre era, en cierto modo, grosero. Y Cornelia Downton no era grosera. ─ ¡Me encantan las revistas de moda! Así que te conozco. ─ afirmó, soltando otra de sus risitas ecantadoras. ─ Es un placer, Kiera.
Como era de esperar, la desconocida la conocía. Aquello era cómodo ya que no tenía que pararse a presentarse. Claro que Cornelia nunca tenía que presentarse, era tan maravillosa que todo el mundo la adoraba y sabía quién era, así que tampoco podía decir que fuera cómodo, ya que no conocía la incomodidad de ser una cualquiera. A continuación, la modelo le dijo que el vestido no era suyo. Bueno, eso era algo que Cornelia ya sabía. Es decir, ¡Nadie iba con cosas así por la calle! Ni siquiera ella, que podía ponerse cualquier cosa y sentarle bien. Gajes de ser perfecta. Fuera como fuese, el diseño era de Gaultier. ¿Cómo era posible que no le hubieran informado antes de aquello? Probablemente, el catálogo de la nueva colección se habría perdido antes de llegar a su casa. Es decir, ella adoraba a Gaultier, y él a ella probablemente también (todo el mundo lo hacía), era impensable que éste hubiera podido ignorar a una de sus mejores clientas.
─ Lo sé, lo sé. ─ mintió, cuando la desconocida se presentó. En realidad, sabía que empezaba por K, no el resto. Pero decirle a la gente que no conocía su nombre era, en cierto modo, grosero. Y Cornelia Downton no era grosera. ─ ¡Me encantan las revistas de moda! Así que te conozco. ─ afirmó, soltando otra de sus risitas ecantadoras. ─ Es un placer, Kiera.
Cornelia Downton
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