The Price of Magic
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Mensaje por Freddie N. Gilmore Mar Dic 22, 2015 12:37 pm

Duck, duck, goose.. ¡cat!
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Parque | Con Quinn | Hora del paseo
En épocas antiguas los guerreros esperaban a que la luna y las estrellas estuvieran alineadas de cierta forma para ir a la Guerra pues eso incrementaba su valor, su determinación y sus posibilidades de salir victoriosos…Por supuesto que el bando contrario hacía lo mismo pero con otras estrellas (y la misma luna, duh) y yo siempre he pensado que antes de la batalla en la tierra se llevaba una más grande entre las estrellas para ver quién haría su voluntad y favorecería a sus elegidos….justo ahora pienso que mis estrellas están peleando contra las de mi padre. Las mías llevan las de ganar, por supuesto, son más brillantes. Esta batalla comenzó cuando mi padre se despertó a causa de que mi invitado (un perro de raza desconocida pero bastante amigable que al parecer le gusta despertarse desde el alba) le estaba dando besitos de buenos días. Si me preguntas, mi padre no tenía nada de lo que molestarse. El pobre solo le estaba mostrando cariño. ¿Y qué si le dejó saliva en la cara? Con un poquito de agua y jabón se quita, ni que fuera qué.

Pero mi padre no entiende de razones, no es un hombre sensato y fue a sacarme de la cama (sí, fue a despertarme en lugar de ir a lavarse la cara. Gran genio, ¿No?) y a gritar un montón de cosas bárbaras como que ese perro pertenecía a la calle, que posiblemente ya se iba a morir por el virus quién sabe qué que mi pobre amigo le había contagiado, bueno, incluso mencionó que todo eso era un castigo divino por algo que hizo en su vida, yo le sugerí que a lo mejor no le había cedido el asiento a una viejita en el camión y por eso le pasaban estas cosas….Se enojó. Tuve que correr por toda la casa hasta que un mueble se le puso enfrente y colisionó justo con su dedo pequeñito del pie. Muy mal por él, es un dolor que nadie debería experimentar pero muy bien por mi porque pude esconderme dentro de los gabinetes de la despensa y servirme un rico desayuno a base de galletas mientras mi padre gritaba por toda la casa y me buscaba en sitios como el armario o bajo la mesa ¡Que hombre! ¡Qué falta de visión! ¿Acaso nadie le dijo que esos sitios son para principiantes?. Pronto se rindió y se fue al trabajo, dejándole la tarea de encontrarme a su siempre linda esposa. Me sentí mal cuando ella abrió la alacena y me encontró todo lleno de migas y en una pose digna de un contorsionista, el grito que habría pegado en el cielo si no fuera muda, pero su expresión fue bastante ilustrativa, ustedes no podrían saber lo mucho que ella puede expresar con esos ojos, te hacen creer que en realidad sí escuchaste un grito. Pero de cualquier forma, ella sí entiende de razones y me dejó subir a cambiarme el pijama para que pudiera salir, no sin antes felicitarme por mi buen desayuno (posiblemente fue lo contrario, yo la verdad es que no le entiendo nada a las señas que me hace).

Lo que pasó después de eso fue casi rutinario. La esposa de mi padre se ofreció a bañar a mi invitado para que estuviera guapo para cuando papá llegara y pudieran hacerse amigos, Yo saqué a los tres patitos que estaban bien cómodos dentro de mi closet y dejé a su mamá disfrutar del día en mi patio mientras yo sacaba a los niños a dar un paseo por el parque, les encanta ir allá pero a su mamá no, tiene un problema con las personas que huelen a queso (Te sorprendería saber cuánta gente huele a queso hoy en día) y tiende a graznarles ¿Es esa la palabra correcta?. Bueno, que todo se pone muy feo cuando ella deja el jardín de mi casa o el bosque, por eso solo llevo a los chiquitines que aún no desarrollan ningún odio por el olor de algún derivado del lácteo.

Y es así como llegamos al parque, ellos caminando frente a mí y yo intentando caminar con los talones juntos por los primeros dos minutos hasta que caí en cuenta que los que caminan así son los pingüinos. ¿Y cómo caminan los patos? Bueno, claro que lo estoy viendo y balancean todo el cuerpo de un lado a otro pero es difícil hacer eso sin intentar pegar los talones uno con otro. Quizá si…. —¡Woo, quieto allí! — Claro que estaba bastante ocupado observando el andar de los patos para imitarlo pero no lo suficiente para no percatarme de la alerta de los patos por el gato que se acercaba junto a un niño. —Señor, voy a necesitar que me enseñe un certificado de que su gato no come patos para que ambos podamos seguir con nuestros caminos sin que una tragedia pase—Me puse en posición de policía enojado porque no hay donuts, es decir, con las piernas bien juntas y las manos hechas puños sobre la cintura permitiendo que mis emplumados amigos siguieran caminando alrededor de mi pero no dieran ni un paso más cerca de aquel gato hasta que nos probaran que los patos no estaban en su menú o en el mejor de los casos, que solo comiera lechuga.
Freddie N. Gilmore
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Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn Empty Re: Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn

Mensaje por Quinn S. Maddock Miér Dic 23, 2015 6:50 pm

Duck, duck, goose... ¡Cat!
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Parque | Con Freddie | Muy Tempranito
Para Quinn, despertar con una pata de gato enredada en su cabellera ondulada era lo peor que podía pasar en la mañana, los rasguños que recibía su cara y su cuello cabelludo, los maullidos que hacían despertar a su tía cada vez más extraña que el día anterior, y el conjunto de pelo que terminaba perdiendo por culpa de León. El gato que recientemente había adoptado aún no se acostumbraba a su dueño, pero el niño ya se había acostumbrado a su compañero felino, a darle su comida, a pasear con él, molestarlo y tirarle la cola, todo lo que hace un niño normal con una mascota. Tenía las ganas de presentárselo a su mamá, de decirle que lo había llamado León por el pelaje que rodeaba su cuello, que por lo que había investigado en internet era un gato angora y que le encantaba el olor a pescado frito de su tía... Pero claro, lo malo es que mamá hace días que no aparecía por la casa y cada vez que le preguntaba por el tema a su tía, se ponía completamente nerviosa y temblaba más que un chihuahua bebé, ¿A-Acaso su mamá ya no lo quería? ¡No, claro que no! Llegará el día en que volverá con un regalo gigante y miles de sandwiches de helados, le presentará a León y su vida volverá a ser como era, no como cuando vivían en Escocia, porque allí estaban los abuelos vivos, podía tocar guitarra en compañía del abuelo y bailar en compañía del abuela, además de que mamá era muuucho más joven de lo que es ahora, sino más bien cuando llegaron a América, con una tía desconocida pero que al tiempo le agarró un gran cariño, estudiando, viendo el famoso programa de animales que empieza justo a las cinco menos diez de la tarde, cuando su tía llegaba del trabajo y le preparaba un buen almuerzo... ¿Extrañaba esa vida? Si, y mucho. 

Al parecer, el gato tenía hambre, bueno, él también, bajó suavemente las escaleras de su casa... Estaba solo de nuevo, el desayuno estaba en el microondas listo para ser calentado con una nota e su tía, tipo: "Te quiero mucho, cuídate", y cosas así, su letra era un tanto temblorosa y le costó bastante leerla, no como las veces anteriores. Calentó su desayuno, que parecía ser un huevo frito acompañado de nosequé, sacó la caja de un jugo de manzana, se sirvió sin derramar nada, sirvió la comida de gato que olía tan mal, comió su desayuno viendo noticias para finalizar con el gato lamiéndole los dedos, seguramente tenían un rico sabor a huevo y comida de gato, una delicia para el felino, pero cosquillas y risas para el chico.

Quinn se dio cuenta de que aún estaba en su pijama, estampado de estrellas, se apuró en vestirse, dejando a León fuera de su habitación, ¡qué vergüenza que el gato lo vea desnudo!, se puso una ropa cómoda, ya que pensaba salir. Seguramente su tía esperaba que el chico se quedara en la casa, jugando algún videojuego o viendo televisión, pero con la compañía del gato no se perdería, además, le gustaba el aire libre y lo cálido que es el pueblo donde vive y, aunque extraña Escocia, no se arrepiente de haberse ido a vivir a Estados Unidos.

El parque no estaba tan lejos, iba acompañado de su gato, obviamente, sus pasos eran bastante chistosos y cada ruido de la calle hacía que se asustara, su compañero era lo mejor, vio mucha gente a la cual saludó amigablemente. Tenía que ser honesto, tenía la esperanza que una de esas personas que pasaba por la calle fuera su madre, que corriera a abrazarlo y a regañarle por tener un animal en la casa, pero no, no fue así, llegó al parque, su destino. Vaya fue la sorpresa a ver a un niño con unos patos, no era de ver muchos niños en Storybrooke, El gato parecía acechar a las aves, Quinn ya veía lo peor.

— Señor, ¿yo? , hahaha — Rió, no estaba acostumbrado a que le digan así con tan solo trece años, fue raro... Pensó en jugarle una broma al menor — ¿No sabes que los gatos son carnívoros? Si tienen hambre seguramente uno se coma a uno de tus patitos, ¡En especial este!, que vive con hambre... ¡Mwahahahaha! — No, no sabía hacer buenas bromas, y tampoco una risa de un villano.
Quinn S. Maddock
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Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn Empty Re: Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn

Mensaje por Freddie N. Gilmore Mar Dic 29, 2015 4:19 pm

Duck, duck, goose.. ¡cat!
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Parque | Con Quinn | Hora del paseo
Mi padre siempre dice que las cosas se deben enfrentar o sino dejamos de valer como personas, yo no comparto su forma de pensar, será que mi madre tenía una completamente diferente y fue la que me enseñó con las palabras más dulces del mundo, de esas que logran dejar una mayor impresión en ti que cualquier grito.  Mamá decía que siempre hay dos caminos y cada camino tiene dos direcciones, una de ida y una de regreso y que no necesariamente se necesita llegar a una confrontación. Normalmente siempre recordaba las sabias palabras de mi madre pero ahora, bajo estas circunstancias, ambas posiciones se encontraban discutiendo dentro de mi cabeza a los gritos y si dejaba que eso continuara, terminarían por causarme algún dolor de cabeza.

Con una sacudida de cabeza aquellas ideas se desestabilizaron y dejaron de gritar para que yo pudiera crearme mi propio camino a una decisión. El problema aquí era sencillo ¿Cómo podría yo comunicarme con un gato? Por supuesto que él tendría bien seguros sus argumentos sobre por qué es importante comer, el orden de la cadena alimenticia y sobre lo deliciosa que era la carne de pato. Ahí podría yo meter mis argumentos sobre por qué comerse a los patos está mal y cómo el sabor de la lechuga y el brócoli no era tan malo y serían un buen sustituto para la carne que algún día lo llevaría a una muerte prematura, todo eso para terminar con un ¿Por qué acortar su propia vida acabando con la vida de mis inocentes amigos, señor gato?. Pero volvemos a lo mismo ¿cómo es que nos íbamos a comunicar? ¿Qué tal si este gato hablaba francés en lugar de inglés?.

Claro, no hablaban inglés. Al menos no el que normalmente yo escuchaba pero eso no impidió que el significado de sus palabras retumbara fuerte y claro en mí entender. La risa fue lo que disparó las alarmas dentro de mi cuerpo ¿Por qué un niño se reiría tan malvadamente? Solo había una idea totalmente lógica y razonable para esto: El niño era un super villano (o al menos trabajaba con uno) y ese gato estaba entrenado para esparcir la maldad por todo el pueblo (por algún lugar tenían que empezar, seguro su siguiente meta era el mundo) empezando por devorar a los patitos que traían alegría a los buenos habitantes del lugar. ¿Eso lo convertía en héroe? ¡No, eso lo convertía en el espectador del primer atentado!. Solo había una cosa que hacer.

Levanté mis puños frente a mí pensando, por un momento, que aquello era la respuesta y la lógica de papá sobre enfrentar todo era la solución, aquello solo duró dos segundos, cambié  inmediatamente de parecer y me lancé al suelo de inmediato para cubrir a los patos con mi cuerpo y crear una barrera entre aquel niño y su gato y ellos. Y sí, quizá solté un grito mientras hacía eso pero por favor, esos son detalles. — ¡Por favor no les haga daño! ¡Son solo niños! ¡Bebés! —No estaba seguro si él podía escucharme entre los graznidos de los patos y el alto nivel de mi voz porque estaba seguro que eran los gritos más agudos que había hecho en toda mi vida. — ¡Dile que me coma a mí! — grité con seguridad pero aun así no pude evitar intentar hacerme más chiquito en el suelo mientras esperaba que el gato fuera a mordisquearme la cara o las piernas y acabara con mi vida. ¡Adiós Padre, ojala no tires todos mis comics el primer día!. Pero nada sucedió.

Ninguna risa malvada volvió a sonar y después de unos instantes me decidí a abrir un solo ojo y mirar sobre mi hombro— ¿No come personas?  Pensé que vivía con hambre y era carnívoro… ¡mira, mira! Yo también estoy hecho de carne— estiré y agité una de mis piernas para que tanto el niño como el gato la vieran y comprobaran que era 100% carne y no soya.

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Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn Empty Re: Duck, duck, goose.. ¡cat! — Quinn

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